Nos queda claro que el paradigma del capital por sobre lo humano y la vida, que impide que haya igual acceso a la salud y a una vida digna, determinará la mortalidad selectiva en nuestros pueblos y quién pueda recuperarse de esta crisis. Nos queda claro, quienes siguen lucrando de la enfermedad y la muerte, y peor aún quienes usan este momento para seguir persiguiendo y criminalizando a quienes luchan por la vida e interpelan la injusticia. Nos queda claro que en estos momentos se hacen evidentes las fisuras democráticas y sus debilidades. En algunos países la militarización de la vida cotidiana y la creciente vigilancia digital ahora se usa como pretexto de la pandemia. Nos queda claro que esta crisis de salud pone en evidencia la desigualdad y el privilegio. El aislamiento en sí que debería ser una medida de seguridad para todas las personas en este contexto, se convierte en un privilegio, como lo es la conectividad, no todas las personas pueden o tienen a dónde ir, ni con qué o cómo conectarse.






